Esta vez no fuimos solas, sino con Lisa y Erik, una pareja de alemanes con la que somos super amigos. Con ellos hicimos un city tour que no dejó fuera ningún monumento ni edificio importante de la ciudad capital. Como recibí un par de reclamos por los testamentos que escribí la última vez, prometo ser más sintética en esta ocasión. Berlín es super similar a Santiago, evidentemente conservando las proporciones. Me refiero a que no existe un solo centro en la ciudad, como en Colonia o en Kassel, sino que las atracciones están repletas por todas partes y es necesario movilizarse en tren, bus, tram o metro. Por ende, había que optimizar el tiempo al máximo para alcanzar a recorrer todo, o lo más posible. Fue así como cuando íbamos de camino a la casa de Erik, nos bajamos en la Postdamer Platz para ver uno de los puntos donde se conservan restos del Muro de Berlín. Confieso que cada vez que me enfrento a este tipo de evidencias históricas me siento huasa, porque me quedo con la boca abierta mirando, anonadada, agradecida, absorbiendo al máximo cada cosa nueva que conozco.
Los restos del muro son una especie de museo al aire libre, ya que contienen fotos y textos explicativos sobre la historia del muro, la división de la ciudad en dos partes (soviética y norteamericana), la guerra fría y la posterior demolición de la muralla. En ella aún se pueden ver agujeros de las balas que se disparaban contra gente que trataba de atravesar el muro hacia el lado occidental, y por toda la ciudad existen memoriales de personas que fueron asesinadas junto al muro intentando cruzar. Es brígido, pero aún así el lugar es turístico a cagar, toda la gente tomándose fotos, españoles, chinos, etc. Lo otro es que en cada tienda de souvenirs ofrecen llaveros con terroncitos que se supone son restos del muro. Acá todo lo venden, todo lo que se pueda convertir en recuerdo es objeto de comercio, y para qué agregar que todo es carísimo. Aún así, compré algunos regalillos para mis parientes y amistades, las que serán premiadas según la periodicidad con que me posteen en el blog, onda concurso, postee y gane, jajaja… les dejo fotos del muro.
Magda y Nicole tocando el muro. Esta es sólo una de las partes donde se pueden ver restos de la muralla, pero es sin duda la más famosa y se encuentra al centro de la Postdamer Platz, en pleno centro de la ciudad, llena de locales comerciales y en cuyos alrededores se realiza el famoso festival de Cine de Berlín.
Nicole, Erik y Magdalena tocando la línea por donde pasó el muro. Como una manera de recordar donde estuvo la construcción, existe esta línea que marca la división que separó por cerca de 30 años a la ciudad de Berlín.
No estoy bailando break, no se me cayó nada al suelo. Estoy radiante de felicidad porque mis manos tocan la historia. Tal vez no debería sonreír tanto, considerando que el lugar no es recordado por bonito ni mucho menos. Pero igual, pueh, toy contenta…