miércoles, 10 de octubre de 2007

Magdalena en versión 2.0

Este blog es un tesorito que leo cada vez que quiero acordarme de Alemania y los países que visité en Europa. Pero no puedo seguir escribiendo en este espacio las correrías que vivo en Conce; por eso, si quiere continuar leyendo mis crónicas, métase a la versión chilena y remasterizada de mi blog:

http://magdalenasaldan2.blogspot.com/


Si quiere saber qué pasó con Nicole, visite el Potolog de siempre:

http://www.fotolog.com/kangura_sa/

Tschüss!

lunes, 3 de septiembre de 2007

¡Volví!

Sí, regresé, llegué con camas y petacas a mi querido Chile. Cuando ya completé los 10 días en el país del vino, doy gracias por los cinco meses vividos sin experiencias negativas para contar; sólo una mochila llena de recuerdos maravillosos. Desde hoy, he decidido que este blog no se muere, porque seguiré alimentándolo de crónicas y relatos tal vez no tan sabrosos como los de Europa, pero que, como siempre, estarán escritos con la pluma del corazón. Demás está decir que aún me quedan un par de post alemanes por subir, fotos de Kassel y otras memorias, pero a medida que me reencuentre con mi propia vida acá, iré escribiendo sobre ella.

Rebobinando la historia, he de decir que LAN Chile esta vez no me abandonó. Lo que sí tengo que contar, es que pese a que a principios de agosto mandé desde Alemania una maleta llena de libros y souvenirs que adquirí en mis viajes, igual me fui al aeropuerto con sobrepeso (me refiero a las maletas; el propio no lo pude evitar). Cuando salí de Chile la regla era una maleta de 20 kilos facturada y otra de 8 kilos como equipaje de mano. Sin embargo, una vez en el aeropuerto descubrí varias cosas que no cachaba producto de mi nula experiencia en esto de andar en avión. Por ejemplo, si la maleta de 20 kilos pesa 22 o 23, igual te la perdonan. La maleta de mano jamás la pesan y el notebook puede ir en su propio bolso, aparte de la maleta de mano. Weás que yo no sabía poh, antes de viajar a Santiago mi tata y yo, con romana en mano, pesamos ambas maletas para no pasarme ni un gramo. Pobre e inocente Magdalena…

Cuando salí de Kassel rumbo al aeropuerto de Frankfurt, llevaba la maleta grande con 27 kilos, la de mano con 18, el notebook en su propio bolso con una cagazón de weás más adentro (aparte del notebook) y mi cartera, que pesaba por lo menos otros 5 kilos. Cuando fui al Check-in de LAN la tipa me dijo que la maleta facturada podía ser hasta de 30 kilos, así que dije: uff, me salvé. Sin embargo, la rucia tenía un sexto sentido: me miró la maleta de mano y me pidió pesarla. Cagué, me dije, y claro, pesó 18 kilos y a la mina casi le da un patatús, me dijo que sólo se admitían 8, con cuéa 10, y que aunque cambiara kilos a la grande, igual iba a quedar sobrepasada (o sobrepesada). Me fui a un rincón a sacarle kilos a las maletas, pero en realidad no boté nada, sólo hice unos cambios de lugar y tuve la suerte de que cuando volví, me atendió ya no la rubia exigente, sino un tipo más relajado que no me pesó la maleta chica y me perdonó los 31 kilos y medio de la grande. Cueazo. Pero me dio pasaje sólo hasta Madrid, con la noticia de que en Barajas debía esperar a que hubiesen asientos libres hasta Santiago de Chile. “Este cuento ya me lo contaron…” me dije, y como un dejavú regresaron a mi mente la rocanet y los días de abril botada en el aeropuerto de Barajas… Pero tuve suerte, una vez en Madrid me entregaron la segunda tarjeta de embarque y seguí rumbo hasta Chilito. En el Arturo Merino Benítez me esperaba Pedro con flores y chocolates, y con su dulce voz de siempre me dijo: “Bienvenida”…

Sí, llegué a Chile. Les dejo fotos de mi partida de Kassel y mi llegada a San Carlos. Un abrazo para todos los que me postearon en mi estadía en Alemania, y una invitación para que me sigan leyendo. ¡PROST!

Aeropuerto de Frankfurt, Alemania.












A mi llegada en San Carlos… aquí estoy justo en la garita que está frente a la Copec, donde paran los buses que llegan desde Santiago. Cuando vi los grafitis en la pared me dije: Sí, estoy en Chile, jajaja… sácate una maleta…
















El recibimiento de mi tata en mi casa materna… se me emocionó el viejito, hasta un par de lagrimones derramó por ahí… Los encontré bien, a los dos, sanitos y hasta más gordos, contentísimos de verme.












Aquí con mi papá y la Marlene en San Carlos. También fue super emotivo el reencuentro, a pesar de que con mi papá el contacto fue mucho más seguido, porque como es un hombre tecnológico, estuvo siempre leyendo mi blog y conversando conmigo por el Chat. Gracias papy, gracias Marlene, por todo el apoyo que me dieron tanto antes de irme como una vez que estuve allá, en las tierras del kuchen y la cerveza…











Y por último, mi incondicional Pedro, mi novio, destapando una champaña en su casa luego de recogerme en el aeropuerto de Santiago. Moreno, quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí, no sólo en estos últimos cinco meses, sino desde que te conozco. Creo que tengo mucha suerte bebé, de tener a mi lado un hombre tan íntegro como tú. También quiero anunciar públicamente que mi negro, Pedro León Manríquez, se tituló de flamante Ingeniero Civil Industrial y Magíster en Ciencias de la Ingeniería con mención en Gestión y Economía, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Chucha, medio título… Y más encima se sacó un siete en su Tesis de Postgrado y posterior defensa… Felicidades mi amor, estoy tan orgullosa de ti… Gracias por esperarme corazón.














Y lo último: ¡llegaron las alemanas! El jueves Lisa y Johanna arribaron al aeropuerto Carriel Sur de Concepción, y con la Nicole las fuimos a esperar con banderas chilenas y todo. Supongo que me dio pánico que pasaran por lo que yo pasé cuando llegué a Alemania, sin hablar alemán y más sola que un dedo. Bueno, ahora me acuerdo y me parece que no fue tan trágico, hasta me gustó como se dieron las cosas… pero como sea, no quería que Lisa y Johanna llegaran solas. Están viviendo en un acogedor departamento en Rengo, muy central, y ya conocieron la universidad. Prepárense cabros, porque estas niñas se quedan por lo menos hasta enero… Su aventura recién comienza.


Ich bin chilenin…

Siempre te tuve en cuenta, mi querido Chilito, en el país que estuviera, siempre dije cosas buenas de ti. Donde vi mi bandera me cuadré, donde vi una foto de la Bachelet dije que estaba orgullosa de las mujeres en mi país. Aquí te dejo una serie de fotos tuyas en Europa, porque aunque me gustó Alemania, aunque dije que tenía pocas ganas de regresar, siempre me sentí chilena. ¡¡Viva Chile mierda!!

En pleno centro de París, la Embajada de Chile en Francia. El punto con la mano en el pecho soy yo. Je suis chiliene…














En Polonia, cenando en un bar del barrio judío de Cracovia. Pedimos la carta y en la sección de vinos estaba nuestro popular “Gato” a 49 zlote la botella, algo así como 10 mil pesos chilenos… Mish!














En la Torre Eiffel, donde cada país tenía su bandera y la distancia a la cual se encuentra de la torre. Santiago de Chile está ubicado a 11.625 kilómetros de la Torre Eiffel, más cerca que Australia pero considerablemente más lejos que mi querida Alemania…















En Berlín, frente al reloj que tiene la hora de todas partes del mundo. Esta foto muestra la hora que en ese momento marcaban los relojes chilenos, a punto de ser las 12 del día, cuando en Berlín iban a ser las seis de la tarde.














Y finalmente, la foto con uno de los estandartes de Chile en el extranjero. Querido por unos, odiado por otros, sólo puedo decir que fue emocionante ver el nombre de un ex presidente de mi país en una de las plazas parisinas de Francia. Se abrirán las grandes alamedas…


domingo, 2 de septiembre de 2007

GPE Program (Global Political Economy)

Cuando en la Universidad de Concepción me dijeron que estaba seleccionada para viajar a Alemania a estudiar en un magíster internacional, con clases en inglés y sobre Economía Política, no me la creí al tiro. Ahora que el semestre terminó y que ya estoy de vuelta en Chile, como que no me la creo tampoco… pero al menos tengo la evidencia de que fue verdad y de que estuve allí. Antes de que mis vivencias y mi blog pasen al olvido, dejaré aquí las fotos de los GPE Students y de quienes se convirtieron en mis mejores amigos durante el tiempo que pasé en Alemania.

Esta imagen me encanta, para la posteridad, de cuando esta humilde sancarlina fue parte de un Master Degree con alumnos de todas partes del mundo. Esta foto se tomó a principios de mayo de 2007, y en honor a la verdad, no están todos los estudiantes, faltan algunos de segundo año. La gran mayoría de los que están acá eran de primero y por ende, compañeros nuestros, pero nosotras hicimos amistad con todos, independientemente del curso en el que estaban. Con ellos fuimos a fiestas, grill parties, partidos de fútbol y conferencias. Fueron sólo cinco meses, pero ese tiempo fue suficiente para forjar lazos de amistad, sobre todo con Anil y Dan. Acá se los dejo para que los conozcan.

















1. Nicole Magura, secretaria (Alemania)
2. Ulrich Brand, profesor, sequísimo (Alemania)
3. Bárbara Dickhaus, profesora de pregrado y alumna de Phd, buenísima onda, viene a Chile a fin de año (Alemania)
4. Prayuth (Tailandia)
5. Evelyn (México)
6. Nicole (Chile)
7. Magdalena (Chile)
8. Anil, gran amigo (Turquía)
9. Beatriz (México)
10. Sara (Alemania)
11. Dan, simpatiquísimo, alumno de Phd (Australia)
12. Mario (Brasil)
13. Antonio (México)
14. Ampawa (Tailandia)
15. Senem (Turquía)
16. Aselya (no tengo claro si es de Kirguistán o Vietnam)
17. Andrea (Bolivia)
18. Guido (Brasil)
19. Charlotte (Alemania)
20. Taymur (Bangladesh)
21. Jacob (Alemania)
22. Christoph Klutsh, profesor ayudante y alumno de Phd (Alemania)
23. A este cabro jamás le supe el nombre, pero es alemán
24. Christoph Sherrer, profesor y jefe del Master (Alemania)
25. Lukas (Alemania)
26. Sara (Canadá)
27. Stefan (Alemania)
28. Sadiqa (Inglaterra)
29. Ana María Isidoro, profesora (Alemania)
30. Helen Schwenken, profesora (Alemania)

Acá estoy yo con Mario y Guido, ambos de Brasil. Esta foto se tomó después de un partido de fútbol, luego del cual fuimos a un bar junto al río a apagar la sed que nos dio el hacer tanto deporte…










Nicole con Alex e Hilario. Alex es de Kazajstán e Hilario de Brasil, pero éste último es un infiltrado, pues no es un GPE Student, sino un amigo de los otros brasileños que aparecía sólo
para carretear.










La morena sonriente que Nicole tiene en brazos se llama Evelyn, es de México y en esta fiesta estábamos celebrando su despedida de soltera. A principios de agosto se casó por el civil en Inglaterra con su novio inglés, pero la ceremonia religiosa se realizó hace poco en México, donde me imagino que tiraron la casa por la ventana. ¡Que viva la novia!












Y por último, con Anil en el Monumento a Hércules. Este turquito prometió venir a Chile en un par de años más, así que ahí se los presento chiquillas… Dear Anil: thanks for everything, it was really nice to meet you and I wish you all the best, because I think that you are a very nice person and a very good friend. Take care of your self and see you in Chile in two years!!


viernes, 17 de agosto de 2007

Pozdrawiam, querida Polska!

Polonia no es como me la imaginaba. O tal vez, mi idea sobre las ciudades europeas está demasiado influenciada por las ciudades que ya vi: Roma, Colonia, Venecia, París. Lo más bacán de Europa, mal parámetro. Poznan y Cracovia son muy lindas, pero es otro mundo; Europa del Este que le llaman. Polonia está situada dentro del grupo de los “países pobres” que se encuentran en el lado oriental, y aunque no es para pensar que anda la gente sin zapatos, se nota la diferencia con Alemania, su vecino más cercano. O sea, es UN ABISMO de diferencia. ¿Cómo explicarlo? No es sólo lo que se ve, es lo que se percibe, la gente, las calles, la cultura. Ya el hecho de que no utilicen euros es un punto en contra; si a eso le sumamos que el dominio del inglés es limitado, se va agrandando la cosa. Pero esto no es queja ni mucho menos, en Polonia lo pasé tan bien como en los otros países que visité, lo que pasa es que este punto (la diferencia) es lo que más me llamó la atención. Pero las diferencias son buenas.

A Polonia fui con Mikolaj, mi amigo polaco. Mi mejor amigo en Alemania, creo, así que de ahí le voy a escribir un post más largo, sólo para él. Estuve allá tres días, uno en Poznen (donde vive Miki) y dos en Cracovia. Partiendo por el principio, la aventura comenzó cuando salimos de Kassel. Esta vez no viajamos ni en mitfahrgelegenheit, ni en tren ni en avión, sino en bus, mi primera vez en un bus desde que llegué a Alemania. Resulta que proyectaron una película en la tele y obviamente estaba doblada en polaco, pero es tan extraña la forma en que doblan estos tipos, resulta que dejan el audio original (en este caso era inglés) y encima le ponen la voz, pero es todo el rato la misma voz, es la voz de un hombre y no importa si el actor que está hablando es una mujer o un niño, es siempre la voz del mismo tipo, jajaja… que pajero el doblaje, la cagó.

La otra cosa que me pasó es que cuando llegamos a la frontera nos controlaron los pasaportes, cosa que jamás me había tocado. Cuando fuimos a España, Italia o Francia, jamás nadie nos pidió identificación, porque se supone que estando en la Unión Europea todos somos ciudadanos, pero Polonia se integró hace poco y las cosas funcionan diferentes. Fue así como se subió un policía al bus y todos los polaquitos le mostraban el carnet, pero cuando llegó a nuestro asiento, yo le mostré mi pasaporte y lo miró como si fuera de otro planeta. Más encima, cuando fuimos a Berlín con la Nicole, se nos ocurrió la genial idea de ponerle a nuestros pasaportes todos los timbres que ponían en Berlín cuando una persona cruzaba de un lado a otro del muro. El policía los vio y parece que le causaron mucha gracia, porque se los mostró a otro policía, y después los dos se bajaron del bus y se llevaron mi pasaporte con ellos. Como a los 10 minutos después, el chofer volvió con mi pasaporte y se dio el lujo de revisarlo entero antes de entregármelo, jajaja… Igual barsa en todo caso.

A Poznan llegamos de mañanita, y nos fuimos directamente a la casa de Mikolaj. En este punto aprovecho de decir que sus papás se portaron excelente, me atendieron, me alimentaron y hasta me conversaron. El problema fue que ellos no hablaban español ni inglés, y yo no entiendo polaco, así que la conversa fue media difícil. Mikki me traducía en inglés, por lo que la mezcolanza de idiomas era bien interesante. Como sea, fue super lindo compartir con ellos y sentir que aún ahora que la Nicole no está, sigo estando acompañada. Ese día recorrimos Poznan, y en la noche fuimos a una fiesta con otros amigos polacos nuestros que ya estaban allá. A las dos de la madrugada tomamos el tren a Cracovia, así que les dejo imágenes de lo que fue mi primer día en el país del vodka. ¡Salud!

Aquí mi amigo Mikolaj (Nicolás, en español) frente a un antiguo castillo que ahora hace las veces de museo, sala de exposiciones, biblioteca, etc.











Acá estoy yo con el teatro de fondo. La verdad, los nombres en polaco son una cosa impronunciable, ni qué decir de la escritura. Me limitaré a dar los nombres sólo de las cosas más relevantes, así que ahora conténtense con saber que este edificio era super lindo. Gracias.








Chile y Polonia juntos frente a la Biblioteca Municipal. Igualita que la de San Carlos, jajaja











Miki en una calle típica del centro de Poznan. La arquitectura era realmente muy linda.














Pleno centro. Ese día estaba soleado en la mañana y a eso de las 4 de la tarde se largó a llover, lo que me confirma que esto de las tormentas repentinas no es un fenómeno sólo de Kassel; es un mal europeo. Igual lo pasamos bien.










Magda en la municipalidad, una especia de Rathaus polaca; preciosa.


Cracovia, la antigua capital

Cracovia es bonita, no se puede negar. Antes de que Varsovia fuera la capital del país, Cracovia cumplía este papel, pero Mikolaj me explicaba que durante la segunda guerra mundial, los alemanes dejaron poco en pie. Aún así, la arquitectura medieval aún se conserva y los castillos y catedrales son super distintos de los que ya he visto en Alemania u otras partes de Europa (saaaa, ella poh, la guía turística, jaja…). Como sea, el casco antiguo de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y la plaza que tiene es inmensa, como la Plaza de San Marcos en Vencecia, claro que con un nombre más complicado. Es interesante cómo Mikolaj me cuenta la historia de su país; cuando recorríamos el museo viendo las armas y los cuadros de importantes generales polacos, él me contaba que Polonia siempre ha sido invadida y oprimida, si no por los alemanes, por los rusos. Durante el Holocausto, la ciudad polaca de Auschwitz albergó tres campos de refugiados, y una gran cantidad de judíos murió en manos de los nazis. Aún así, Miki dice que no hay mala onda con los alemanes; es más, me cuenta que prefiere vivir en Alemania en vez de Polonia, pero esto es obvio considerando los estándares de vida que hay en este país. A ratos también me dan ganas de quedarme acá en vez de volver a Chile… pero ESO NO VA A PASAR, porque tengo pasaje para la semana próxima…

Acá estoy al interior del Castillo de Wawel (léase Vavel), el que fuera la residencia de los reyes polacos desde el siglo 11 hasta el 17. El castillo se ubica en la Wzgorze Wawelskie (colina de Wawel) y es lo más famoso de la ciudad. Mientras estuvimos allá tuvimos la oportunidad de ver un grupo de tipos con trompeta y lanzas que hicieron un espectáculo medieval, onda viaje al pasado… bacanísimo.











Mi amigo Mikolaj (cuyo nombre se pronuncia Mikouai) en la Catedral de Wawel (Katedra Wawelska). Se ubica ahí mismito donde está el castillo, y era el lugar de coronación y entierro de los monarcas polacos. Siguiendo con mi tradición de subir a cuanta torre de iglesia se me aparezca por delante, a ésta también subimos, y arriba nos encontramos con la campana del rey Zygmunt (Segismundo) la cual había que tocar para tener suerte. Yo casi no la suelto…












Rynek Glowny, la plaza del mercado, una de las mayores plazas comerciales de
la Europa medieval. Hasta hoy conserva locales comerciales y numerosos cafés y restaurantes con mesitas al aire libre. De fondo, el antiguo mercado de paños.












La iglesia gótica de Kosciol Mariacki (Santa María), que data del siglo 15. Aunque tengo fotos de día, esta imagen me encanta. Son como las 11 de la noche y había un montón de gente en las calles, y además la iglesia se ve preciosa iluminada. La siguiente foto es de Miki y yo al interior, rezando como niños buenos. La decoración al interior sigue la tónica de las iglesias bacanes que he mostrado antes en este blog: oro, púlpitos ricamente adornados, imágenes gigantes de santos a todo color, etc. Lo novedoso fue que por entrar a la iglesia cobran una cantidad, pero si quieres sacar fotos al interior, te cobran el doble y te dan una credencial para que vean que estás “autorizado”. Y este sistema lo tienen para los museos, monumentos, etc. Igual bien, supongo, considerando que no es que a cada uno nos cobraran más, sino que se cobra por cámara. Esa onda…





















Un helado en el barrio judío de Kazimierz. Este lugar era super pintoresco, tipo barrio Suecia en Santiago, lleno de pubs y restaurantes, pero más seguro… Super bonita Cracovia, nada que decir. Te lo perdiste no más poh, Nicole, jajaja…


El Chiflón del Diablo en versión polaca

La Mina de Sal Wieliczca es lejos lo más bacán de Cracovia. Podrán decir que la ciudad es bacán, que el castillo, que la plaza, que la iglesia, que la cacha de la espada; no me importa, a mí lo que más me gustó fue la mina. Tanto tiempo viajando a Lota el año pasado y jamás conocí el Chiflón del Diablo; vine a conocer una mina acá, a millones de kilómetros de mi querida octava región…

Resulta que además de Poznan y Cracovia, yo quería ir a Auschwitz. El problema es que las distancias eran insalvables; para ir a conocer los campos de concentración debía quedarme en Polonia al menos un día más, pero tenía que entregar el último trabajo el miércoles (la crítica de un libro de 300 páginas que aún no acababa de leer) y quedarme habría significado no hacer el trabajo. Por ende, opté por ir a Wieliczca, a 10 kilómetros de Cracovia y que me habían dicho que era bacán. Puta, se quedaron cortos. La weá ME IMPACTÓ, a tal manera que quería puro seguir recorriéndola. Acá estamos con Mikolaj en la entrada, después de tomar el tren desde la estación de Cracovia rumbo a la mina.











Vamos por partes. La mina de sal (también declarada Patrimonio de la Humanidad) se abrió al público después de casi 900 años de explotación. Es una especie de ciudad subterránea, a la cual se accede sólo con la compañía de un guía. Como estamos en agosto (mes de vacaciones y toda la chuchoca), habían guías en todos los idiomas: español, italiano, francés, pero habría sido super injusto para Miki que yo eligiera el tour en español. Asimismo, para mí habría sido terrible tomar el tour en polaco, por lo que al final tomamos el tour en inglés y así entendimos los dos. La guía dijo que en las dos horas que dura el tour íbamos a recorrer el uno por ciento de la mina, y que para conocerla toda, con todos los corredores y lagunas de sal que tiene, se necesitaban al menos cuatro meses. Acá voy yo por un pasadizo de la mina.














La mina fue construida enteramente por los mineros, quienes cada vez fueron cavando más y más hacia abajo. El tour permite bajar hasta 125 metros de profundidad, donde se pueden recorrer las cámaras aún con huellas de la explotación y con una colección (tipo museo) de las maquinarias e instalaciones que se usaban en ese tiempo. Acá una instantánea de la chilena bajando hacia las profundidades.














Cuando uno piensa que ya lo ha visto todo, llega hasta aquí: la sala de banquetes y la capilla de Santa Kinga, cuando ya estábamos a más de cien metros bajo tierra. Esta weá si que es impresionante, una cámara elegantísima, completamente construida con bloques de sal, estatuas de sal, altares de sal, piso de sal, TODO DE SAL. Este espacio lo arriendan para matrimonios, conferencias, conciertos, etc. Según la guía, esta estancia fue construida por sólo dos mineros, por lo que su construcción se tardo 70 AÑOS! Obviamente los dos mineros que empezaron no fueron los dos que la terminaron…




















Después de la sala viene la parte comercial. La hicieron bien estos tipos: después de dos horas de recorrido, cuando uno empieza a sentir la sonajera de tripas, resulta que hay un restaurante con Internet wi-fi y todo. Mish… También hay un museo (para el cual había que volver a pagar, así que chao no más) tiendas de souvenirs, baños, etc. No sé cómo será la mina de Lota, pero esta me impresionó. Me despido con una foto del restaurante, donde tomamos desayuno a eso de la una de la tarde. Pozdrawiam, querida Wieliczca!