Venecia es una ciudad que nunca voy a olvidar. No sólo es la más bonita que he visto; también es la más romántica, lujosa, y para que decirlo, la más cara que me ha tocado. Llegamos el jueves a la una de la tarde, y lo primero que hicimos en la estación fue preguntar por alojamiento. Resulta que justo esos días habían unos festivales multitudinarios en Venecia, con toda la cuática: Iron Maiden, Aerosmith, ¡la cagá! Así que el alojamiento más penca salía 100 euros la noche (70 lucrecias). Imposible, considerando que cada una llevaba como 400 euros para sobrevivir una semana en Italia. Decidimos, lisa y llanamente, dormir esa noche en la calle (again). Dormir en la calle en Santiago o en Conce es charcha, pero dormir en la calle en Venecia, no sé poh, como que tiene su estilo, onda que haciendo eso en Chile somos vagas, en Venecia somos turistas, jajaja… la cosa es que resultó ser más común de lo que cualquiera pensaría; esa noche, después de recorrer toda la primera parte de la isla (tiene varias partes, nosotras visitamos dos) y más cansadas que la cresta, nos fuimos a dormir a la estación hasta la 1 am, que fue cuando cerraron. Ahí nos pusimos a dormir en las escaleritas, que quedan justo frente al mar. La estación de Venecia es como la Biblioteca de la UdeC (perdón que la cite tanto, es que creo que es un referente útil para todos) salvo que frente a las escaleras, en vez del pasto, está el mar. Y no es webeo, está ahí mismo, onda que cuando nos dormimos, estábamos arrulladas por el sonido del agua veneciana...
Las escaleras de la estación son de lo más cosmopolita que hay. No éramos las únicas durmientes, había una cantidad impensable de jóvenes como nosotras de todas las nacionalidades, durmiendo con todo el equipo, saco de dormir incluido, claramente gente con más experiencia que nosotras en esto de pernoctar al aire libre. Al otro día (6 am) abrieron la estación y nos fuimos a dormir adentro, hasta que como a las nueve llegó un guardia con una luma y nos dijo que la cuestión no era para dormir. Como nos hablaba en italiano, nos hicimos las tontas, onda “we don´t understand, can you speak in english, please?”, jajaja… ahí el guardia nos dijo: NOT SLEEP, SIT DOWN, así que agarramos nuestras pilchas y nos fuimos afuera de nuevo. Las escaleras estaban otra vez llenas, así que nos tiramos y yo descaradamente le dije a la Nicole: yo me quiero levantar tarde hoy día… jajja, q barsa… la cosa es que como a las 11 am, durmiendo con el tremendo sol en la cara, nos fuimos al baño a despejarnos y salimos a recorrer el otro lado de Venecia. En la noche tomamos el último tren a Roma y llegamos allá a las 7 am, con tres noches sin ver una cama, y por supuesto una ducha… un viaje que nunca voy a olvidar.
VAGABUNDAS EN VENECIA. Acá estoy yo durmiendo afuera de la estación. Suena brígido, pero no es tanto. Nadie nos molestó y yo estaba tan cansada, que recuerdo haberme dado varias vueltas en pleno cemento, como que fuera el box spring más cómodo de Fallabella…
Albergue público. Nicole con los otros turistas de fondo: chinos, europeos, etc. para la próxima nos vamos a conseguir sacos de dormir…
Esta foto es de día, pero esta parte es la que está justo frente a la estación. ¿Cómo no va a ser rico dormir así? Escuchando el murmullo del agua… no es como escuchar el Mapocho de Santiago, el Andalién de Concepción, ES ESCUCHAR VENECIA!!! Picantes con estilo, cachai?
Esta foto me encanta: bajo el puente principal, disfrutando de la noche veneciana. Chilenas afortunadas. Abajo les cuento más.