miércoles, 11 de abril de 2007

Pingüinos en mi cama y las compras en la mano

Ante todo, pido disculpas por no actualizar este blog tan seguido como quisiera, es que en estos días no he tenido tiempo y además quería subir las fotos enchuladas y al final no me resultó. Así que de ahora en adelante voy a subir los textos y las fotos aparte, para no lesear más. Nos cambiamos de casa por fin, al hostal estudiantil que nos asignó la universidad. Pero como llegamos tan encima de la fecha, alcanzamos habitaciones en las afueras de la ciudad, o mejor dicho, en otra ciudad, como quien dice Chiguayante-Concepción, porque estamos a seis kilómetros del centro de Kassel y ya ni pensar en caminar a la Uni. Más encima el barrio es tremendamente top, lo que no nos tiene muy contentas porque no hay ningún Cybercafé ni teléfonos públicos ni nada. Desde la calle observamos las ventanas de los residentes, todas con antenas satelitales y probablemente banda ancha, triple pack y todas esas promociones que ofrecen las compañías en Chile, me imagino… Con mi notebook agarro un par de señales wi-fi, todas con seguridad habilitada, lo que me hace sentirme desconectada del mundo, snif…

Sin duda que en tierras extrañas hay costumbres extrañas. Pero la de dormir sin sábanas me parece la más rara de todas. Hasta hace poco estábamos durmiendo en casa de Ana María Isidoro, nuestra profesora en Kassel, quien se portó increíble con nosotras y nos prestó su departamento mientras ella pasaba semana santa en su hogar. Cuando vimos que las camas tenían encima un sencillo plumón y una especie de funda para el colchón, nos pareció una costumbre simpática, pero no algo que quisiéramos imitar. Sin embargo, ahora que estamos en nuestra propia casa, nos hemos dado cuenta que la "costumbre simpática" es el modus operandi de cómo se duerme acá, dado que nos dieron una cama con el mismo cubre colchón y un cubrecamas más parecido a una tela de cebolla que al mullido plumón de flores que hay en mi cama de San Carlos. Vamos pelando, dirán ustedes, pero la verdad es que me estoy recagando del frío sin frazadas, y por lo que veo, acá de verdad se duerme así, con pocas tapas y sobre el colchón sin sábanas. Extraño tanto mis sabanitas celestes, y con Nicole ya nos recorrimos todo buscando las típicas de Chiteco, pero lo único que pillamos fueron cubrecolchones de polar y plumones del Mundial de Fútbol del año pasado que estaban de liquidación. Debo admitir que antes de venir estuve a punto de echar mi fiel guatero a la maleta, pero me dio vergüenza, además que pensé que acá, estando en primavera y con la calefacción a full, me sentiría la raja… Pero no, me hacen falta las frazadas y en cuanto me entreguen la plata de la beca (la próxima semana según calculo), me voy a comprar una docena de ellas.

La otra cosa que ya me parece inconcebible es que no te den bolsas en ninguna parte. Ya nos habían advertido que en los supermercados alemanes no dan bolsas porque hay que llevar la propia, lo que en ese minuto encontré adecuado pensando en cómo se acumulan en mi casa las bolsas del Santa Isabel. El otro día boté una bolsa de bolsas, tenia miles. Pero ahora ya me hartó este asunto de que estamos reciclando y por favor, optimice sus bolsas… cualquier cosa que compramos hay que llevarla en la mano, o bien comprar una bolsa que igual vale poco, como cien pesos, pero que no está diseñada para echarle abarrotes adentro; acá las bolsas son como las de Falabella o Paris, muy elegantes, pero también muy frágiles y poco prácticas.

Y bueno, qué decir de los precios… Europa es muy bonita, muy adelantada, muy culta, muy "developed", pero es tremendamente cara… el pasaje en tranvía o bus hasta nuestra casa vale tres Euros (es decir, más de dos lucas), y el tramo es el mismo del que hace la Penco Lirquen… Además es frustrante encontrarse con peras chilenas en el supermercado a tres lucas el kilo, ¡Dios mío! Al final lo más recomendable es pagar los Euros sin hacer la reconversión a cervezas o a pesos chilenos, porque es devastador.

No me estoy quejando, ah… es sólo que este par de cositas me estaba picando las costillas y quería sacarme el empacho. Si igual estoy feliz acá, estoy conociendo gente, lugares, etc. pero se extraña, pues, qué quiere que le haga, se me escapa lo huasa… Ich bin chilenin.

1 comentario:

Unknown dijo...

prometo leer apenas tenga minutos libres.
el caso barajas ta pa la posteridad, jaja.

abrazos chilensis!
besos amiga

CARO
http://www.fotolog.com/jeunefille/