sábado, 28 de abril de 2007

Tenemos nueva cámara

Siiiiii, nos compramos por fin otra cámara digital, o como diría Tito Fernández, “tenemos nueva cámara”. Es preciosa, de color naranja, marca “Practika”, made in Germany, 170 euros (unas 120 lucas). Demás está decir que saltó la liebre con la plata de la beca y por eso hemos hecho esta inversión. En realidad, la cámara es de Nicole, pero cuando me vuelva a Chile voy a llevarme una igual. Y por ahora, una sola es suficiente para las dos. Le trae toda la tecnología, fotos de 6 megapixeles, graba video, reproduce mp3, lava, plancha, cocina, ¡las hace todas! Estamos shoshas… Así que ya hemos sacado un montón de fotos de nuestra casa, el barrio, el centro, etc. Les dejo las primeras que tomamos para estrenar el aparato.

El aparto en sí.


















¿Ca’allero me lle’a?
Magda haciendo dedo en el camino a la Rathaus (municipalidad) de Niestetal. Como ya les conté, no vivimos en la misma Kassel, sino en Niestetal, algo así como estudiar en la UdeC y vivir en Lonco, conservando las proporciones. Nos demoramos 15 minutos en bus, pero el barrio es muy lindo y al parecer, seguro; además que da gusto caminar en senderos con bellas flores, ¿o no?

















Nicole entre las flores… he aquí una idea de lo altas que son.


















Las dos pajaritas que están aquí de intercambio… Dios las bendiga…
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Aquí vivo yo

Subí los textos al revés para que la info de la cámara quedara al principio; soy viva ah…jajaja. Sigo: éste es nuestro departamento, lo compartimos con otros dos alemanes a los cuales vemos tarde mal y nunca, porque trabajan y en las tardes, cuando llegan, se van directo a su pieza. Ellos se lo pierden.

Esta es nuestra cocina. Lo más extraño son los quemadores, porque una vez que se encienden, no echan llama, sino que esa latas negras se empiezan a calentar hasta que la tetera o lo que sea que hay encima, hierve. Yo personalmente las odio, porque se tardan un montón en calentarse, y una vez que se apagan, se demoran un rato igual en enfriarse, onda que calientan más cuando ya las apagamos que cuando están prendidas. Además que si algún desprevenido llega a apoyar la mano en una de esas cosas… uff, prefiero mis anticuadas cocinas con llama. Que alegona que soy.
























Aquí está nuestro comedor. Este es un desayuno típico de nosotras. Cereales con leche, un tecito y fruta con yogurt. Hemos erradicado definitivamente el pan de nuestra dieta matutina, para ingerirlo sólo a la hora de once. A ver cuanto nos dura esta dietética costumbre.




















Magda lavándose los dientes en el baño principal. Tenemos dos baños, éste que es más grande, y el chiquitito que no tiene ventanas ni ducha, tipo baño de visitas. Las dos fotos son el baño principal.
























Taza principal.

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Mi pieza

Continúo. Esta es mi habitación: tiene una cama, un velador, un escritorio, una mesita, un sillón y el closet. A mí me gusta mucho, porque el sol entra a raudales en las tardes, y tengo vista a la calle principal. Y como ya hace calorcito en Kassel y Mohammed me prestó un plumón, se acabaron los pingüinos nocturnos. Nótese el detalle de la bandera chilena en la ventana que se refleja en la pantalla del computador.



















Magda ordenando su pieza para la sesión de fotos.



















Detalle del leoncito que me regaló mi negro cuando cumplimos dos años de pololeo. Cuidado que ruge, ¡grrr!
























Mi notebook, mi mayor tesoro material junto con mi auto que se quedó en Chile, snif…

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La pieza de Nicole

Y la última: aquí habita mi socia, quien ha invertido un poco más en el confort de su cama; se compró una funda para forrar la otra funda con la que duerme…me refiero a la tela de cebolla que nos dieron cuando llegamos… que peladora que soy. Se le ve linda la cama, ¿cierto?


















Nicole en su lecho de alumna de intercambio.




















Mi amiga haciendo como que trabaja...jajaja

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viernes, 27 de abril de 2007

No hay mal que por bien no venga...

El dicho ése que dice que “todo pasa para mejor”, no es simplemente un decir. Es una sentencia, una profecía, una crónica de un acontecimiento anunciado, como diría García Márquez, la prueba de que el destino está escrito y uno no hace más que descubrirlo con cada paso incierto que da.

Una de las cosas que Nicole más reclama de Kassel, es que acá todo cierra muy temprano. A las siete de la tarde, prácticamente el cien por ciento del comercio está cerrado, salvo uno que otro local del tipo “todo por 500”, que acá viene a ser todo por un euro, o más. Lo que también sobrevive son los Imbiss, negocios de comida rápida donde se venden especialidades turcas, papas fritas y otras chatarras (esto último no es en tono despectivo). Pero lo que son las tiendas, los supermercados y todo lo que no venda comida, cierra sus puertas inevitablemente. Es así como el estudiante que vagabundea por el centro no tiene más alternativa que recorrer las calles desiertas o comerse una Hamburguesa y una Cola Turca.

Nuestra adicción a esto último nos está llevando de a poco a una gordura incipiente, testigo silencioso de que andamos mucho en tram y poco a pie, y que al cabo de cinco meses nos va a dejar muy distintas a las estilizadas chilenas que llegaron presurosas a Frankfurt. Es por ello que con mi partner nos inscribimos en Básquetbol en la Universidad, a fin de tener actividad física una vez a la semana, que nos permita movernos y quemar las calorías de la cerveza alemana que estamos catando. Esto no lo había contado antes, pero el jueves pasado ya tuvimos nuestra primera clase. Aunque nos enrolamos en la categoría “principiantes”, cuando vimos a nuestros compañeros captamos que el mote de principiantes era un vil engaño, dado que los tipos tenían una pinta de NBA que no se la podían. Había otra niña jugando en uno de los equipos, pero el resto eran puros machos y como ya estábamos inscritas, decidimos aperrar.

Hoy (jueves) fuimos de nuevo a nuestra clase, pensando en que pese a la diferencia de niveles (y de aptitudes), era insano que nos echáramos para atrás. Además que ya nos imaginábamos a nuestros compañeros, comentando que las minas “no se la pudieron”, que “arrugaron”, o lo que sea que dicen los alemanes para referirse a estos casos. Sin embargo, nunca llegamos a nuestro destino, dado que agarramos el tram equivocado, y cuando nos dimos cuenta de que el camino no era el mismo de la semana pasada, y que el tranvía se dirigía sospechosamente hacia el monumento a Hércules, nos bajamos maldiciendo los recorridos y la mala costumbre de desviarse de las estaciones previamente establecidas. Cuando hablé de las maravillas del tram hace dos crónicas atrás, todavía no me enteraba que los recorridos tienen ciertas “variantes” indicadas en el paradero con letra tamaño pulga y, evidentemente, en alemán, lo que para las pasajeras ignorantes como nosotras, significa subirse al trencito confiadamente, para ir a dar a cualquier parte, menos al lugar de destino. Pero echando a perder se aprende.

La cosa es que decidimos volver por donde vinimos, y cuando regresamos al punto de partida, ya era muy tarde para esperar de nuevo el tram hacia el estadio. Fuimos entonces a dar una vuelta al centro, convencidas de que no podía ser más fome el panorama, con todo cerrado y más quieto que foto de abuela (jajjaa, mira Álvaro, ya ves como sí uso tus frases!!!). Íbamos por fuera de una galería, cuando escuchamos música desde el piso subterráneo, la canción principal de la película “Dirty Dancing”, y cuando nos asomamos a ver desde la escala, vimos que era un simpático bar con un moreno cantando en vivo. Qué le hace el agua al pescado, nos dijimos, y bajamos a tomar una cerveza y escuchar al negro cantando. Lo que son las cosas, en la mesa del frente habían dos damas tomando chela, y que evidentemente conocían al cantante. Como altiro le metimos conversa al artista, supimos que era peruano y que las damas de la mesa del frente eran chilenas. ¡Chilenas! ¡Pero si nosotras también! Y ahí nos sentamos todas juntas mientras el peruano cantaba.

Después de una hora, ya éramos los mejores amigos, yo estaba en el escenario cantando con el peruano y ya habíamos acordado almorzar todos juntos el próximo domingo en el lago… Ahí confirmé que sí, efectivamente, todo pasa para mejor; de haber ido al básquetbol, no habríamos conocido a estos amigos y no tendría tema para escribir acá. Además que no deja de ser emocionante encontrarse con patriotas en este punto del mundo. Como sea, el otro jueves sin falta vamos al estadio, tomamos el transporte correcto y les cuento si hicimos algún punto. Difícil, pero soñar no cuesta nada. Una pildorita: ya compramos cámara nueva. Apróntense.

domingo, 22 de abril de 2007

Si es chileno, ¡es bueno!

Si en Chile alguien me preguntara: Magdalena, “¿eres feliz?”, yo diría, sin pensarlo ni un segundo, “¡Sí!, claro que soy feliz!”, tengo mi familia, mi novio, mis amigos, la suerte de seguir estudiando y de trabajar en lo que me gusta. Pero en el poco tiempo que llevo acá, creo que he sido más feliz todavía. Es difícil de explicarlo, pero las experiencias que se adquieren día a día, conociendo gente de todos los países, hablando de distintos temas y haciendo un montón de cosas distintas, la verdad es que no se pagan con nada.

A pesar de que tenemos clases sólo dos días a la semana, estamos agotadas. Pero estamos felizmente agotadas. Nos levantamos todos los días a las ocho, tengamos clases o no, nos vamos a estudiar a la universidad, caminamos por el campus y a cada rato nos encontramos con alguien que nos conoce. “Ahí van las chilenas”, escuché el otro día, y es que ya somos famosas por nuestra alegría y porque las mujeres latinas parecen tener mucho éxito por acá.

Cuento todo esto porque ayer (viernes 20) fue un día muy especial. La Uni-Kassel está desarrollando la “Lateinamerika-Woche” (semana latinoamericana), y nos invitaron a participar presentando a Chile y a la Universidad de Concepción. Por supuesto que se nos avisó con la debida anticipación, antes de que llegáramos a Alemania, así que desde Conce nos trajimos todo lo posible para presentar ese día. Cuando llegamos acá y vimos el folleto que promocionaba la semana latina, fue emocionante ver nuestros nombres al lado del “Workshop Chile”, junto a los nombres de otros latinos que también presentarán a sus respectivos países. El asunto es que ayer tocaba la presentación de Brasil y Chile y ahí aparecimos nosotras. Con Nicole nos pusimos una flor en el pelo y pusimos música de fondo, un cd especialmente escogido con canciones interpretadas en arpa, “Gracias a la Vida”, “Un gorro de lana”, “Si vas para Chile” y otras que me hicieron sentirme, por un momento, en mi querida tierra. Por lo demás, le sacamos pica a estos europeos con fotos del Desierto de Atacama, el Valle de la Luna, las playas penquistas, los lagos de Pucón, el Volcán Villarrica, Chiloé y las Torres del Paine, la Isla de Pascua y todos esos lugares que ni la mitad de los chilenos conocemos, pero que están en Chile, mierda!!! Acá estaban todos alucinados, pero la escoba quedó cuando mostramos la Universidad. La Uni-Kassel es bonita, tiene una infraestructura bien particular porque en los tiempos de la segunda guerra mundial era una fábrica, y ahora está acondicionada para recibir a los estudiantes de todo el mundo que hay acá. Pero no se compara ni por un segundo con la Universidad de Concepción. Perdón que sea tan localista, pero si antes pensaba que la UdeC era la más linda de Chile, ahora creo que le patea el traste a varias del extranjero. Los asistentes a nuestra exposición quedaron embobados con nuestros prados, el campanil, el Arco y todas las maravillas de la UdeC que a veces ignoramos porque las vemos a diario.
La Uni-Kassel es más pequeña, debe ser como la Santísima, tiene hartos edificios pero poco pasto, así que la UdeC les pareció el paraíso. Cuando ya los teníamos a todos listos, dimos el golpe de gracia, presentando un video de la Escuela de Graduados que mostraba toda la U y los programas de postgrado que tiene. Aquí debo aclarar que la presentación fue en inglés, porque los asistentes eran principalmente alemanes, pese a que estaban también los latinos que presentan a sus respectivos países la próxima semana. La gracia fue que el video que mostramos estaba también en inglés, así que con eso terminamos y después recibimos las felicitaciones de todo el mundo. El dato freak: acá en la Universidad no se aplaude, se golpea la mesa con pequeños golpes de puño, así que recibimos algo así como muchos puños en la mesa. Plop.


Aprovecho de agradecer a todos los que nos cooperaron con esta presentación: a mi amigo Manuel Narváez, que se dio la pega de hacerme un cd con fotos especialmente escogidas. A Nicole, por su generosidad con el inglés, y a mi inseparable señora Yeya, de la Biblioteca Central, que me regaló el cd del arpa y, desde sus cajones, sacó el cd con el video de la Escuela de Graduados y me dijo: “Malenita, ¿tú crees que esto te servirá por allá?”… toda una joyita. Ahora a prepararse para la Fiesta Latinoamericana del lunes. De ahí les cuento.

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Semana de Orientacion

La semana antepasada se realizo en la Uni la Semana de Orientacion, donde pudimos juntarnos con los demas estudiantes que tambien vienen de intercambio. Les presento a mis nuevos amigos internacionales de la Universidad de Kassel:
1. Polaco (Mikolaj, es amigo nuestro, muy simpatico)
2. Polaca
3. Norteamericana
4. Polaca
5. Alemana (Lisa, nuestro angel de la guarda)
6. Letona
7. Polaco
8. Polaco
9. Chilena-Australiana
10. Chilena-Sancarlina-Penquista
11. Letona
12. Letona

Estudaintes internacionales en el pub FreudenHaus

En la terraza de la Biblioteca de la Uni-Kassel

Nicole, Rocio (Colombia, buenisima gente) y Magdalena
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lunes, 16 de abril de 2007

El sueño de los pingüinos chilenos acá es una realidad

Antes de comentar cualquier tema o historia sabrosa en mi estadía en Kassel, debo agradecer los estimulantes comentarios que he recibido por mi blog. Es cierto, aquí no se nota, porque me postean poco, pero mi correo está lleno de mails que me incitan a seguir escribiendo y contando las cosas que me pasan acá. Debo decirles, queridos amigos, que es un esfuerzo por mostrarles Alemania a través de mis ojos, tal como la veo yo, por lo que todo es relativo, pasa por el filtro de mi propia experiencia y eso hace que tal vez me salte un montón de cosas importantes y termine contando detalles mínimos.

Digo esto a propósito de esta frase: "Puras quejas, puras quejas... quejona, quejona... da la impresión que estás hastiada de Europa... y eso que no completas una semana siquiera, jaja..." Este simpático párrafo me lo escribió mi amigo y colega Iván Rojas, uno de mis mejores amigos, realmente. Y me quedó dando vueltas la idea de que tal vez estoy dando una impresión errada de cómo lo estoy pasando, porque hasta ahora he contado puras tragedias, anécdotas ocurridas gracias a imprevistos, y nada bueno de lo que he visto acá. Querido Iván, no estoy “hastiada de Europa”, ¡estoy feliz! lo que pasa es que todos los días veo y aprendo cosas nuevas, y si escribiera a diario, no tendrían tiempo de leer todo lo que publico aquí.

Estos días se han resuelto todos (o casi todos) los problemillas por los que alegué en el texto anterior. De partida, ya no estoy pagando los tres Euros que cuesta el pasaje a nuestra casa, porque por fin recibimos nuestra tarjeta de estudiante y ahora nos subimos a la locomoción gratis. Es algo así como el sueño de los pingüinos chilenos; acá los estudiantes no pagan, basta con mostrarle al chofer la credencial y recorrer las calles de Kassel en la comodidad del transporte local.

Aquí he de detenerme un poco. Hasta ahora, lo que más me ha sorprendido es la organización del transporte público, probablemente por mi experiencia propia en nuestro vilipendiado TranSantiago. Tengo la impresión de que el sistema es casi igual que allá (en Chile), salvo aquí funciona. Hay dos tipos de locomoción: el bus y el tram. Los buses son muy parecidos a los de Santiago, con esa especie de oruga al medio pero con asientos más cómodos, forrados en felpa y más espaciosos. El tram es un trencito tipo tranvía, que circula por los rieles de las principales avenidas de Kassel. Eso sí, es más lento que los buses, pero es más bonito y más grande. Ambos tipos de transporte tienen los paraderos ya establecidos (estaciones), es decir, ni pensar en parar el bus a mitad de calle como lo hacemos en Conce. En cada paradero existe un letrero de vidrio con un mapa gigante de Kassel, indicando todas las calles y estaciones de la ciudad, y el número del bus o tram que llega allí. Sumado a eso, existe un letrero con el horario en el cual pasa el bus o tram, y la puntualidad alemana es sorprendente. Si el letrero dice que el tram número 3 pasa a las 11:13 de la mañana por ese paradero (todos los paraderos tienen nombre), el tram pasa exactamente a las 11:13, no a las 11:12 ni a las 11:14. Es así como ya anotamos los horarios del bus que nos lleva a casa, por lo que nos dirigimos a la parada unos minutos antes de que éste pase, con la seguridad de que llegará justo a la hora indicada. Y esa información aparece en todos (¡todos!) los paraderos de Kassel, y en la noche se encienden unas luces en el vidrio para que los pasajeros puedan ver el mapa o los horarios. Por lo demás, los buses nunca se llenan, casi no hay interacción con el chofer porque la gente compra sus pasajes abajo del bus (en esa especie de cajero automático que mencioné al principio y que también se encuentra al interior del tram), por lo que los “micreros” no le ponen mala cara a nadie. Estoy embobada.

Así es que ya no importa que vivamos lejos; nos subimos al tram, nos cambiamos al bus, caminamos por las calles de Kassel disfrutando del sol primaveral y a todo el mundo le decimos “Hallo”. El aislamiento debido a la falta de internet en nuestra casa también está siendo superado; gracias a la mentada tarjeta estudiantil, hemos podido conectar nuestros notebooks a la red Wi-Fi de la Universidad, por lo que nos vamos a la Uni con laptop en mano y allá navegamos hasta que se agota la batería. También tenemos acceso a los laboratorios de la facultad, por lo que ya podemos dejar de quejarnos. Y además (aún hay más) hicimos amistad con el vecino del departamento del lado, un estudiante de la Uni-Kassel llamado Mohammed, oriundo de Jordania. Él tiene Internet en la casa y prometió tirarnos un cable por la ventana, así que en unos días más podríamos tener web en nuestras habitaciones… aunque eso está por verse. Mohammed también solucionó mi problema de hipotermia nocturna; cuando le conté que la falta de sábanas y tapas en mi cama me tenía con un catarro patagónico, se apiadó de mí y me prestó un plumón. Mish…

Aún no he tenido clases porque estuvimos en la semana de orientación, pero ese es tema de un nuevo post. Una pildorita: se supone que Nicole y yo vamos a aparecer en la Revista NOS que salio a la venta ayer (domingo 15). Sera cierto? tal vez puedan vitrinear en los kioscos y ver si aparecemos aunque sea en un recuadro al final de la pagina, en la entrevista realizada al profesor Jorge Rojas. Me avisan porfa. Nos vemos!





jueves, 12 de abril de 2007

Instantaneas de Kassel

Estoy subiendo algunas fotitos para que vean Kassel y los lugares turisticos mas conocidos. En este teclado no hay tildes, asi q no reclamen. En esta imagen estoy en la Universidad, el mapa esta por todo el campus para la gente como yo, que tarda en ubicarse... Nicole tiene un sentido de la orientacion envidiable, no se pierde nunca, pero yo soy la que habla aleman, asi q yo pregunto y ella llega, jajaja...



Aca esta mi amiga y companera Nicole (tampoco hay egnes aqui....se entiende lo q digo? como Saldagna, jaja...no esta la letra)... se las presento. Ella es chilena - australiana (internacional, multicultural, polirracial, etc) y en la foto aparece en un rio que pasa por el centro, del cual prometo averiguar el nombre.


Este es lejos el lugar mas turistico de Kassel, es el monumento a Hercules. Lo que ven de fondo es el castillo y arriba hay una estatua gigante de Hercules, pero en la foto no se ve (y nosotras tampoco lo vimos), porque esta en reparaciones, asi q solo se ven los andamios y otros artefactos que lo cubren. En junio hay un gran evento de las Artes aca en Kassel, se llama DOCUMENTA; y la ciudad se esta arreglando entera en pos de ese suceso...publicare cosas sobre ello cuando tenga mas informacion. Por ahora, deleitense con una de las cosas mas bacanes que he visto en mi vida, realmente, en las fotos del monumento arreglado se ve que esa especie de caminito con peldanos detras de nosotras se llena de agua resultando una imponente cascada...super.



Y por ultimo, un museo del cual tampoco anote el nombre, y que tambien esta en el parque del monumento a Hercules. Esta es la foto de la discordia, porque para sacarla, Nicole apoyo la camara en el respaldo de un asiento, y claro, cuando fue a buscarla para ver como habia salido la imagen, un viento empujo la camarita y se cayo estrepitosamente al suelo. Fue heavy, porque era nuestra forma de captar Kassel y mostrarsela a ustedes (y guadar recuerdos para la posteridad y toda esa chuchoca), asi que vamos a comprar o otra o bien a reparar esa, pero no creo que esto ultimo funcione porque aca, cuando algo se echa a perder, lo botan. Nos dicen que arreglar la camara es casi tan caro como comprar una nueva, entonces no tiene sentido...Nicole la abrio con un destornillador, la desarmo entera, pero no supo encontrar la falla. Cuando la cerro, le sobraron tres tornillos, jajaja...Vamos a ver que hacemos con ella, pero que pavas igual ah, lo admito...





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miércoles, 11 de abril de 2007

Pingüinos en mi cama y las compras en la mano

Ante todo, pido disculpas por no actualizar este blog tan seguido como quisiera, es que en estos días no he tenido tiempo y además quería subir las fotos enchuladas y al final no me resultó. Así que de ahora en adelante voy a subir los textos y las fotos aparte, para no lesear más. Nos cambiamos de casa por fin, al hostal estudiantil que nos asignó la universidad. Pero como llegamos tan encima de la fecha, alcanzamos habitaciones en las afueras de la ciudad, o mejor dicho, en otra ciudad, como quien dice Chiguayante-Concepción, porque estamos a seis kilómetros del centro de Kassel y ya ni pensar en caminar a la Uni. Más encima el barrio es tremendamente top, lo que no nos tiene muy contentas porque no hay ningún Cybercafé ni teléfonos públicos ni nada. Desde la calle observamos las ventanas de los residentes, todas con antenas satelitales y probablemente banda ancha, triple pack y todas esas promociones que ofrecen las compañías en Chile, me imagino… Con mi notebook agarro un par de señales wi-fi, todas con seguridad habilitada, lo que me hace sentirme desconectada del mundo, snif…

Sin duda que en tierras extrañas hay costumbres extrañas. Pero la de dormir sin sábanas me parece la más rara de todas. Hasta hace poco estábamos durmiendo en casa de Ana María Isidoro, nuestra profesora en Kassel, quien se portó increíble con nosotras y nos prestó su departamento mientras ella pasaba semana santa en su hogar. Cuando vimos que las camas tenían encima un sencillo plumón y una especie de funda para el colchón, nos pareció una costumbre simpática, pero no algo que quisiéramos imitar. Sin embargo, ahora que estamos en nuestra propia casa, nos hemos dado cuenta que la "costumbre simpática" es el modus operandi de cómo se duerme acá, dado que nos dieron una cama con el mismo cubre colchón y un cubrecamas más parecido a una tela de cebolla que al mullido plumón de flores que hay en mi cama de San Carlos. Vamos pelando, dirán ustedes, pero la verdad es que me estoy recagando del frío sin frazadas, y por lo que veo, acá de verdad se duerme así, con pocas tapas y sobre el colchón sin sábanas. Extraño tanto mis sabanitas celestes, y con Nicole ya nos recorrimos todo buscando las típicas de Chiteco, pero lo único que pillamos fueron cubrecolchones de polar y plumones del Mundial de Fútbol del año pasado que estaban de liquidación. Debo admitir que antes de venir estuve a punto de echar mi fiel guatero a la maleta, pero me dio vergüenza, además que pensé que acá, estando en primavera y con la calefacción a full, me sentiría la raja… Pero no, me hacen falta las frazadas y en cuanto me entreguen la plata de la beca (la próxima semana según calculo), me voy a comprar una docena de ellas.

La otra cosa que ya me parece inconcebible es que no te den bolsas en ninguna parte. Ya nos habían advertido que en los supermercados alemanes no dan bolsas porque hay que llevar la propia, lo que en ese minuto encontré adecuado pensando en cómo se acumulan en mi casa las bolsas del Santa Isabel. El otro día boté una bolsa de bolsas, tenia miles. Pero ahora ya me hartó este asunto de que estamos reciclando y por favor, optimice sus bolsas… cualquier cosa que compramos hay que llevarla en la mano, o bien comprar una bolsa que igual vale poco, como cien pesos, pero que no está diseñada para echarle abarrotes adentro; acá las bolsas son como las de Falabella o Paris, muy elegantes, pero también muy frágiles y poco prácticas.

Y bueno, qué decir de los precios… Europa es muy bonita, muy adelantada, muy culta, muy "developed", pero es tremendamente cara… el pasaje en tranvía o bus hasta nuestra casa vale tres Euros (es decir, más de dos lucas), y el tramo es el mismo del que hace la Penco Lirquen… Además es frustrante encontrarse con peras chilenas en el supermercado a tres lucas el kilo, ¡Dios mío! Al final lo más recomendable es pagar los Euros sin hacer la reconversión a cervezas o a pesos chilenos, porque es devastador.

No me estoy quejando, ah… es sólo que este par de cositas me estaba picando las costillas y quería sacarme el empacho. Si igual estoy feliz acá, estoy conociendo gente, lugares, etc. pero se extraña, pues, qué quiere que le haga, se me escapa lo huasa… Ich bin chilenin.

Anecdotario

Las cosas acá en Europa no son tan distintas después de todo, pero son esas pequeñas sutilezas las que hacen la diferencia. Hay situaciones que me hacen decir "pucha estos europeos subdesarrollados", cuando por ejemplo, comparo los baños de los aeropuertos de Frankfurt y Barajas con el de nuestro querido Merino Benítez. Por ejemplo, en Chile nuestro paradero de aviones tiene un entretenido sistema para que el trasero no tenga conexión directa con el water; con sólo apretar un botón, sale especie de protector de papel que se pone encima de la taza y luego uno se sienta encima. Además, no hay papelero, porque el sistema de alcantarillado permite que todo se vaya tirando la cadena. Mish…

En España, en cambio, aunque los baños tienen cerámica de primera calidad, los papeleros están llenos a reventar y no hay protector de water. Lo que sí me llamó la atención es que allá todo es automático; uno pone las manos debajo de la llave y cae el agua altiro, o bien, no hace más que sentarse en el water cuando la cadena se tira sola, onda "baño a prueba de flojos". Pero el Toilette del aeropuerto de Frankfurt la cagó (literalmente), hasta el mercado de Chillán tiene mejores baños que ése, lo que ya es mucho decir. Apenas al entrar, el aroma te pega dos bofetadas, y la modernidad no le lleva ninguno de los adelantos antes mencionados, ni de Santiago ni de Madrid…extraña cosa.

La otra cuestión ultra penca era la Internet en Barajas. De partida, algo tan universal y gratuito (a mi parecer) como es la tecnología Wi-Fi, los españoles la cobraban a 5 euros la media hora (3.500 pesos chilenos), y había que pagar introduciendo en una página web el número de la tarjeta de crédito. Como yo no tengo esos medios de pago, Alvaro Reid, mi compañero de pellejerías en el aeropuerto de Madrid, puso su Visa y nos fuimos a medias. Pero cuando ya habíamos cargado 15 euros para llamar por Skype y por MSN a Chile y Alemania avisando que estábamos tirados en Barajas, consideramos que ya era suficiente gasto por un día. Al otro día (recuerden que estuvimos harto tiempo allí) descubrimos una especie de computador habilitado para navegar, pero con más pinta de cajero automático que de PC. Tenía una ranura por la cual se le metía un Euro y se navegaban 10 minutos (ohhhhh!!); pero no es tan bacán como parece. El teclado era tan duro, pero tan duro, que bautizamos esa cosa como "Rocanet", onda Internet de los Picapiedra, con rocateclas que debían ser golpeadas con cincel. Había que reescribir varias veces las palabras para que quedaran con todas las letras, y en ese escribir y reescribir, se te iban los 10 minutos y ya estabas de nuevo metiendo otro Euro más.

La cosa es que para desquitarnos, y para hacer patria en ese lejano lugar, nos mandamos un par de "maldades". Había un rocanet al cual se le quedaban atascadas las monedas, como en los teléfonos públicos de nuestro Chilito. Álvaro se dio cuenta de eso y con una pinza logró recuperar su moneda. Pero como los demás pasajeros del aeropuerto no cachaban, cada cierta cantidad de horas nos dirigíamos disimuladamente hacia los roca pc para ver si algún incauto había perdido algún euro, y así como que no quiere la cosa, mi amigo recuperaba 50 centavos, o tal vez más, si es que la pinza lo permitía y la gente no nos cachaba. Lo otro que descubrimos es que ES CIERTO EL MITO!, las monedas de 100 pesos que tienen la mona mapuche EFECTIVAMENTE sirven para hablar por teléfono y navegar en Rocanet, jajaja… Sí, dígannos de todo: que somos últimos de rascas, que gente como nosotros deja malparado a Chile en el extranjero, que por eso en España nos consideran lanzas. ¿Y qué? Su hubiesen estado tres días en Barajas habrían hecho lo mismo. Culpen a LAN.

Y la última. Nuestro sistema de Metro no tiene nada que envidiarle al metro de Madrid. Bueno, tal vez ahora sí, con lo del TranSantiago. Pero en lo demás son casi iguales. Lo único que hay un par de tallas que me pasaron y que las cuento como "el dato útil" para quienes estén pensando en venir a Europa. Cuando uno mete el boleto del Metro a la ranura, tiene que sacarlo en otra ranura que hay más adelante, porque si no, no puede pasar. Me pasó a mí, que empecé a forcejear con la rejita de la máquina, hasta que vino un guardia y me dijo "Zeñorita, esh que no ha zacado el boleto eh, joder!". La otra cosa es que el tren llega de derecha a izquierda y no de izquierda a derecha como lo esperamos en Santiago. Onda que estuve todo el rato mirando hacia mi izquierda y el tren pasó rajado desde mi derecha y me despeinó toda. Y cuando te quieres subir, hay que apretarle un botón a la puerta para que se abra, porque de lo contrario, permanece cerrada. Estos europeos subdesarrollados…

lunes, 9 de abril de 2007

Nustra aventura recién comienza


Sí, ya estoy en Kassel. Pero reconozco que me costó llegar, porque viajar con pasaje de Premio en LAN es casi tan incierto como sacarse el Kino dos veces seguidas. O sea, se puede, pero pucha que es difícil…

Como ya todos saben, mi pasaje a Alemania tenía fecha el martes 3 de abril; sin embargo, si el avión se repletaba, yo no podía viajar porque se le da prioridad a los pasajeros que pagan por su tiket. Es comprensible, pero de todas maneras el premio podría darle a uno un asiento seguro y no jugar con la esperanza de las personas, aunque también es cierto que a caballo regalado no se le mira el diente. La cosa es que en el aeropuerto de Santiago, cuando faltaban 45 minutos para que el avión despegara, el encargado de LAN gritó “Saldana” y me entregó la tarjeta de embarque, pero sólo hasta a Madrid. Así que aperrando no más, me fui con la idea de que es más fácil llegar a Alemania estando en España que estando en Chile. Por lo demás, Nicole (la otra becada) viajaba en Iberia al día siguiente, y si llegaba antes que yo, me estaría esperando en Kassel con las empanadas listas.


Cuando llegamos a Barajas, el aeropuerto de Madrid, recogí mi maleta y me encontré con un chileno que estaba en la misma situación mía, un veterinario llamado Álvaro Reid que también viajaba sujeto a espacio. Pero él viajaba más galleteado que yo, porque es hijo de un piloto de LAN y venía apitutado con la tripulación. Sin embargo, en Madrid la tripulación cambió y el capitán que llevaba el vuelo a Frankfurt no lo conocía y, aunque sus maletas siguieron rumbo a Alemania, el doctor Reid se quedó varado en España sin pasaje ni equipaje… Como la desgracia une, hicimos causa común y fuimos a LAN a pedir cupo para el otro día, pero Oztia! Que tenéiz que volver mañana y ahí te damoz un billete si ez que no va completo el avión, joder!



Fue así como me contacté con una tía que tengo en Madrid, Alexandra Domínguez, quien me recibió gustosa en su casa y esa noche me sacó a pasear por las bellas calles de la ciudad. Para mí este “break” estuvo la raja, porque conocí Madrid y descansé del vuelo (12 horas en el avión, te encargo el dolor de traste), pero a mi compatriota no le fue tan bien, porque aunque pensaba quedarse donde unos parientes lejanos (que ignoraban por completo su paso por España), nunca los ubicó y al final se quedó en Barajas. Al otro día me lo encontré durmiendo al lado de unos nigerianos, cansado y cada vez con menos plata, porque en el aeropuerto todo es carísimo, una Fanta de medio litro vale dos euros (unos 1.400 pesos chilenos), y ni qué decir de internet, acá el wi-fi lo cobran a tres lucas la media hora, agárrate cabrito oh…


A las dos de la tarde nos avisaron que Álvaro y yo teníamos pasaje y que por fin nos íbamos a Frankfurt, pero ¡horror! A la porquería de avión se le echó a perder no se qué y como a las ocho de la noche nos avisaron que el vuelo se cancelaba y que todo ese rato nos habían tratado de poner en vuelos de otras líneas, sin éxito… ¿Qué onda? La cosa ya me parecía mal de ojo, tuvimos que ir a sacar las maletas (de nuevo) y después ir a la oficina de LAN a ver si al otro día, por tercera vez, nos podíamos embarcar en alguna cosa que volara. Los españoles tenían la cagá, son choros estos tipos, no se dejan pasar a llevar, alegaban hasta por los codos. A un español joven que estaba grabando las peleas, un guardia le prohibió captar imágenes y le preguntó que porqué desobedecía las leyes del aeropuerto: “porque me naze de losh huevoz”, le contestó, jajaja… Al final nos pusieron a todos en un hotel 5 estrellas y nadie alegó más. Malita la pomadita, me quedé en una cama king size para mí sola, desayuno buffet y al otro día transfer al aeropuerto… no me puedo quejar. Pero a esas alturas, ya me conocía Barajas como la Biblioteca Central de la U de Conce, onda mi segunda casa, y casi casi me dio pena irme… al final nos fuimos a Frankfurt el viernes 6 y ahí terminó la película de “Perdidos en Madrid”.



Una vez en Alemania, Álvaro se fue con su familia y yo me quedé sola con mi inglés y mi casi nada de alemán, y me fui a buscar la estación de trenes. Allá en Chile, a esa mezcla de inglés con chilensis que solemos hablar le llamamos “spánglish”, acá en Alemania he creado una especie de “alemánglish”, trato de hablar en alemán y relleno los huecos con palabras en inglés… es impresionante, pero acá hasta el auxiliar habla inglés, todos me entendían así que al final fui capaz de comprar mi pasaje en tren a Kassel (35 lucas) y hacer los transbordos correspondientes, a mierr!

En Kassel, evidentemente nadie me esperaba (después de dos días esperándome, ya estaba chatos yo cacho) así que me animé y en vez de tomar un taxi como me indicaron, pregunté por el bus que me servía y me subí a una especie de TranSantiago evolucionado. Lo que pasó después no lo tengo muy claro, porque todos me hablaban en alemán y lo único que entendía eran los números y las calles (todas terminan en strase), pero tengo que decir que la gente alemana se portó excelente conmigo y que todo eso que dicen de los alemanes fríos es mentira; una señora se dio la lata de comprarme el pasaje del bus en una especie de cajero automático y me hablaba y me hablaba, y lo único que caché fue que tenía tres hijos y que me tenía que bajar en 12 paraderos más. Llegué a mi destino a las 10 y media de la noche, viernes santo, ni un alma a quien preguntarle por la dirección que buscaba y con una maleta de 20 kilos. Pero como Dios es grande, me di una vuelta a la manzana y encontré la calle, y poco después la casa, y cuando toqué el timbre, una emocionada Nicole salió a abrirme la puerta gritando ¡¡Gueona llegasteeee!!...
Continuará…

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Nuestra aventura recién comienza

Sí, ya estoy en Kassel. Pero reconozco que me costó llegar, porque viajar con pasaje de Premio en LAN es casi tan incierto como sacarse el Kino dos veces seguidas. O sea, se puede, pero pucha que es difícil…

Como ya todos saben, mi pasaje a Alemania tenía fecha el martes 3 de abril; sin embargo, si el avión se repletaba, yo no podía viajar porque se le da prioridad a los pasajeros que pagan por su tiket. Es comprensible, pero de todas maneras el premio podría darle a uno un asiento seguro y no jugar con la esperanza de las personas, aunque también es cierto que a caballo regalado no se le mira el diente. La cosa es que en el aeropuerto de Santiago, cuando faltaban 45 minutos para que el avión despegara, el encargado de LAN gritó "Saldana" y me entregó la tarjeta de embarque, pero sólo hasta a Madrid. Así que aperrando no más, me fui con la idea de que es más fácil llegar a Alemania estando en España que estando en Chile. Por lo demás, Nicole (la otra becada) viajaba en Iberia al día siguiente, y si llegaba antes que yo, me estaría esperando en Kassel con las empanadas listas.

Cuando llegamos a Barajas, el aeropuerto de Madrid, recogí mi maleta y me encontré con un chileno que estaba en la misma situación mía, un veterinario llamado Álvaro Reid que también viajaba sujeto a espacio. Pero él viajaba más galleteado que yo, porque es hijo de un piloto de LAN y venía apitutado con la tripulación. Sin embargo, en Madrid la tripulación cambió y el capitán que llevaba el vuelo a Frankfurt no lo conocía y, aunque sus maletas siguieron rumbo a Alemania, el doctor Reid se quedó varado en España sin pasaje ni equipaje… Como la desgracia une, hicimos causa común y fuimos a LAN a pedir cupo para el otro día, pero Oztia! Que tenéiz que volver mañana y ahí te damoz un billete si ez que no va completo el avión, joder!

Fue así como me contacté con una tía que tengo en Madrid, Alexandra Domínguez, quien me recibió gustosa en su casa y esa noche me sacó a pasear por las bellas calles de la ciudad. Para mí este "break" estuvo la raja, porque conocí Madrid y descansé del vuelo (12 horas en el avión, te encargo el dolor de traste), pero a mi compatriota no le fue tan bien, porque aunque pensaba quedarse donde unos parientes lejanos (que ignoraban por completo su paso por España), nunca los ubicó y al final se quedó en Barajas. Al otro día me lo encontré durmiendo al lado de unos nigerianos, cansado y cada vez con menos plata, porque en el aeropuerto todo es carísimo, una Fanta de medio litro vale dos euros (unos 1.400 pesos chilenos), y ni qué decir de internet, acá el wi-fi lo cobran a tres lucas la media hora, agárrate cabrito oh…

A las dos de la tarde nos avisaron que Álvaro y yo teníamos pasaje y que por fin nos íbamos a Frankfurt, pero ¡horror! A la porquería de avión se le echó a perder no se qué y como a las ocho de la noche nos avisaron que el vuelo se cancelaba y que todo ese rato nos habían tratado de poner en vuelos de otras líneas, sin éxito… ¿Qué onda? La cosa ya me parecía mal de ojo, tuvimos que ir a sacar las maletas (de nuevo) y después ir a la oficina de LAN a ver si al otro día, por tercera vez, nos podíamos embarcar en alguna cosa que volara. Los españoles tenían la cagá, son choros estos tipos, no se dejan pasar a llevar, alegaban hasta por los codos. A un español joven que estaba grabando las peleas, un guardia le prohibió captar imágenes y le preguntó que porqué desobedecía las leyes del aeropuerto: "porque me naze de losh huevoz", le contestó, jajaja… Al final nos pusieron a todos en un hotel 5 estrellas y nadie alegó más. Malita la pomadita, me quedé en una cama king size para mí sola, desayuno buffet y al otro día transfer al aeropuerto… no me puedo quejar. Pero a esas alturas, ya me conocía Barajas como la Biblioteca Central de la U de Conce, onda mi segunda casa, y casi casi me dio pena irme… al final nos fuimos a Frankfurt el viernes 6 y ahí terminó la película de "Perdidos en Madrid".

Una vez en Alemania, Álvaro se fue con su familia y yo me quedé sola con mi inglés y mi casi nada de alemán, y me fui a buscar la estación de trenes. Allá en Chile, a esa mezcla de inglés con chilensis que solemos hablar le llamamos "spánglish", acá en Alemania he creado una especie de "alemánglish", trato de hablar en alemán y relleno los huecos con palabras en inglés… es impresionante, pero acá hasta el auxiliar habla inglés, todos me entendían así que al final fui capaz de comprar mi pasaje en tren a Kassel (35 lucas) y hacer los transbordos correspondientes, a mierr!

En Kassel, evidentemente nadie me esperaba (después de dos días esperándome, ya estaba chatos yo cacho) así que me animé y en vez de tomar un taxi como me indicaron, pregunté por el bus que me servía y me subí a una especie de TranSantiago evolucionado. Lo que pasó después no lo tengo muy claro, porque todos me hablaban en alemán y lo único que entendía eran los números y las calles (todas terminan en strase), pero tengo que decir que la gente alemana se portó excelente conmigo y que todo eso que dicen de los alemanes fríos es mentira; una señora se dio la lata de comprarme el pasaje del bus en una especie de cajero automático y me hablaba y me hablaba, y lo único que caché fue que tenía tres hijos y que me tenía que bajar en 12 paraderos más. Llegué a mi destino a las 10 y media de la noche, viernes santo, ni un alma a quien preguntarle por la dirección que buscaba y con una maleta de 20 kilos. Pero como Dios es grande, me di una vuelta a la manzana y encontré la calle, y poco después la casa, y cuando toqué el timbre, una emocionada Nicole salió a abrirme la puerta gritando ¡¡Gueona llegasteeee!!...

Continuará
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sábado, 7 de abril de 2007

Nuestra aventura recién comienza

Sí, ya estoy en Kassel. Pero reconozco que me costó llegar, porque viajar con pasaje de Premio en LAN es casi tan incierto como sacarse el Kino dos veces seguidas. O sea, se puede, pero pucha que es difícil…

Como ya todos saben, mi pasaje a Alemania tenía fecha el martes 3 de abril; sin embargo, si el avión se repletaba, yo no podía viajar porque se le da prioridad a los pasajeros que pagan por su tiket. Es comprensible, pero de todas maneras el premio podría darle a uno un asiento seguro y no jugar con la esperanza de las personas, aunque también es cierto que a caballo regalado no se le mira el diente. La cosa es que en el aeropuerto de Santiago, cuando faltaban 45 minutos para que el avión despegara, el encargado de LAN gritó “Saldana” y me entregó la tarjeta de embarque, pero sólo hasta a Madrid. Así que aperrando no más, me fui con la idea de que es más fácil llegar a Alemania estando en España que estando en Chile. Por lo demás, Nicole (la otra becada) viajaba en Iberia al día siguiente, y si llegaba antes que yo, me estaría esperando en Kassel con las empanadas listas.

Cuando llegamos a Barajas, el aeropuerto de Madrid, recogí mi maleta y me encontré con un chileno que estaba en la misma situación mía, un veterinario llamado Álvaro Reid que también viajaba sujeto a espacio. Pero él viajaba más galleteado que yo, porque es hijo de un piloto de LAN y venía apitutado con la tripulación. Sin embargo, en Madrid la tripulación cambió y el capitán que llevaba el vuelo a Frankfurt no lo conocía y, aunque sus maletas siguieron rumbo a Alemania, el doctor Reid se quedó varado en España sin pasaje ni equipaje… Como la desgracia une, hicimos causa común y fuimos a LAN a pedir cupo para el otro día, pero Oztia! Que tenéiz que volver mañana y ahí te damoz un billete si ez que no va completo el avión, joder!

Fue así como me contacté con una tía que tengo en Madrid, Alexandra Domínguez, quien me recibió gustosa en su casa y esa noche me sacó a pasear por las bellas calles de la ciudad. Para mí este “break” estuvo la raja, porque conocí Madrid y descansé del vuelo (12 horas en el avión, te encargo el dolor de traste), pero a mi compatriota no le fue tan bien, porque aunque pensaba quedarse donde unos parientes lejanos (que ignoraban por completo su paso por España), nunca los ubicó y al final se quedó en Barajas. Al otro día me lo encontré durmiendo al lado de unos nigerianos, cansado y cada vez con menos plata, porque en el aeropuerto todo es carísimo, una Fanta de medio litro vale dos euros (unos 1.400 pesos chilenos), y ni qué decir de internet, acá el wi-fi lo cobran a tres lucas la media hora, agárrate cabrito oh…

A las dos de la tarde nos avisaron que Álvaro y yo teníamos pasaje y que por fin nos íbamos a Frankfurt, pero ¡horror! A la porquería de avión se le echó a perder no se qué y como a las ocho de la noche nos avisaron que el vuelo se cancelaba y que todo ese rato nos habían tratado de poner en vuelos de otras líneas, sin éxito… ¿Qué onda? La cosa ya me parecía mal de ojo, tuvimos que ir a sacar las maletas (de nuevo) y después ir a la oficina de LAN a ver si al otro día, por tercera vez, nos podíamos embarcar en alguna cosa que volara. Los españoles tenían la cagá, son choros estos tipos, no se dejan pasar a llevar, alegaban hasta por los codos. A un español joven que estaba grabando las peleas, un guardia le prohibió captar imágenes y le preguntó que porqué desobedecía las leyes del aeropuerto: “porque me naze de losh huevoz”, le contestó, jajaja… Al final nos pusieron a todos en un hotel 5 estrellas y nadie alegó más. Malita la pomadita, me quedé en una cama king size para mí sola, desayuno buffet y al otro día transfer al aeropuerto… no me puedo quejar. Pero a esas alturas, ya me conocía Barajas como la Biblioteca Central de la U de Conce, onda mi segunda casa, y casi casi me dio pena irme… al final nos fuimos a Frankfurt el viernes 6 y ahí terminó la película de “Perdidos en Madrid”.

Una vez en Alemania, Álvaro se fue con su familia y yo me quedé sola con mi inglés y mi casi nada de alemán, y me fui a buscar la estación de trenes. Allá en Chile, a esa mezcla de inglés con chilensis que solemos hablar le llamamos “spánglish”, acá en Alemania he creado una especie de “alemánglish”, trato de hablar en alemán y relleno los huecos con palabras en inglés… es impresionante, pero acá hasta el auxiliar habla inglés, todos me entendían así que al final fui capaz de comprar mi pasaje en tren a Kassel (35 lucas) y hacer los transbordos correspondientes, a mierr!

En Kassel, evidentemente nadie me esperaba (después de dos días esperándome, ya estaba chatos yo cacho) así que me animé y en vez de tomar un taxi como me indicaron, pregunté por el bus que me servía y me subí a una especie de TranSantiago evolucionado. Lo que pasó después no lo tengo muy claro, porque todos me hablaban en alemán y lo único que entendía eran los números y las calles (todas terminan en strase), pero tengo que decir que la gente alemana se portó excelente conmigo y que todo eso que dicen de los alemanes fríos es mentira; una señora se dio la lata de comprarme el pasaje del bus en una especie de cajero automático y me hablaba y me hablaba, y lo único que caché fue que tenía tres hijos y que me tenía que bajar en 12 paraderos más. Llegué a mi destino a las 10 y media de la noche, viernes santo, ni un alma a quien preguntarle por la dirección que buscaba y con una maleta de 20 kilos. Pero como Dios es grande, me di una vuelta a la manzana y encontré la calle, y poco después la casa, y cuando toqué el timbre, una emocionada Nicole salió a abrirme la puerta gritando ¡¡Gueona llegasteeee!!...


Continuará…