viernes, 17 de agosto de 2007

El Chiflón del Diablo en versión polaca

La Mina de Sal Wieliczca es lejos lo más bacán de Cracovia. Podrán decir que la ciudad es bacán, que el castillo, que la plaza, que la iglesia, que la cacha de la espada; no me importa, a mí lo que más me gustó fue la mina. Tanto tiempo viajando a Lota el año pasado y jamás conocí el Chiflón del Diablo; vine a conocer una mina acá, a millones de kilómetros de mi querida octava región…

Resulta que además de Poznan y Cracovia, yo quería ir a Auschwitz. El problema es que las distancias eran insalvables; para ir a conocer los campos de concentración debía quedarme en Polonia al menos un día más, pero tenía que entregar el último trabajo el miércoles (la crítica de un libro de 300 páginas que aún no acababa de leer) y quedarme habría significado no hacer el trabajo. Por ende, opté por ir a Wieliczca, a 10 kilómetros de Cracovia y que me habían dicho que era bacán. Puta, se quedaron cortos. La weá ME IMPACTÓ, a tal manera que quería puro seguir recorriéndola. Acá estamos con Mikolaj en la entrada, después de tomar el tren desde la estación de Cracovia rumbo a la mina.











Vamos por partes. La mina de sal (también declarada Patrimonio de la Humanidad) se abrió al público después de casi 900 años de explotación. Es una especie de ciudad subterránea, a la cual se accede sólo con la compañía de un guía. Como estamos en agosto (mes de vacaciones y toda la chuchoca), habían guías en todos los idiomas: español, italiano, francés, pero habría sido super injusto para Miki que yo eligiera el tour en español. Asimismo, para mí habría sido terrible tomar el tour en polaco, por lo que al final tomamos el tour en inglés y así entendimos los dos. La guía dijo que en las dos horas que dura el tour íbamos a recorrer el uno por ciento de la mina, y que para conocerla toda, con todos los corredores y lagunas de sal que tiene, se necesitaban al menos cuatro meses. Acá voy yo por un pasadizo de la mina.














La mina fue construida enteramente por los mineros, quienes cada vez fueron cavando más y más hacia abajo. El tour permite bajar hasta 125 metros de profundidad, donde se pueden recorrer las cámaras aún con huellas de la explotación y con una colección (tipo museo) de las maquinarias e instalaciones que se usaban en ese tiempo. Acá una instantánea de la chilena bajando hacia las profundidades.














Cuando uno piensa que ya lo ha visto todo, llega hasta aquí: la sala de banquetes y la capilla de Santa Kinga, cuando ya estábamos a más de cien metros bajo tierra. Esta weá si que es impresionante, una cámara elegantísima, completamente construida con bloques de sal, estatuas de sal, altares de sal, piso de sal, TODO DE SAL. Este espacio lo arriendan para matrimonios, conferencias, conciertos, etc. Según la guía, esta estancia fue construida por sólo dos mineros, por lo que su construcción se tardo 70 AÑOS! Obviamente los dos mineros que empezaron no fueron los dos que la terminaron…




















Después de la sala viene la parte comercial. La hicieron bien estos tipos: después de dos horas de recorrido, cuando uno empieza a sentir la sonajera de tripas, resulta que hay un restaurante con Internet wi-fi y todo. Mish… También hay un museo (para el cual había que volver a pagar, así que chao no más) tiendas de souvenirs, baños, etc. No sé cómo será la mina de Lota, pero esta me impresionó. Me despido con una foto del restaurante, donde tomamos desayuno a eso de la una de la tarde. Pozdrawiam, querida Wieliczca!


2 comentarios:

Unknown dijo...

engaño a su pololo!!!!!


ke weno me alegro, kero tener un sobrino alemán a si k traigac a ese alemán ( lo pide la pauli)




xau

magdalenasaldan dijo...

querido nacho: jaja, no, no engañé a nadie, Mikolaj es mi amigo y me mostró su casa y su país. Por lo demás, él es polaco, así que te vas a quedar con las ganas de tener un sobrino alemán, jajaja...
pero dile a la pauli q si mis amigos alemanes me visitan en Chile, los voy a llevar a Lota pa q los conozca.
Un beso y nos vemos pronto!
Magdalena.